Ese inolvidable primer día de colegio

>> lunes, 17 de marzo de 2014

Y llegó el primer día de colegio el que empezó con unos papás  más nerviosos que las niñas, porque aun cuando les contamos que no estarían juntas en la sala no creo que ellas lo hayan dimensionado… Noelia definitivamente no.

Todo iba súper bien el papá llevó a Noelia a su sala y yo me fui con Leticia quien entró sin problemas, saludó a su nueva tía y se sentó muy cerca de su amiga de toda la vida, cero llanto, contenta y muy tranquila, así que con ese panorama me fui a ver a la Noe. Al entrar a la sala me dijeron que había llorado (ouch! Primera punzada en el corazón) todos los papás estabamos parábamos en la puerta mirando a nuestras niñas que estaban sentadas en sus mesitas con algún juguete, rompecabezas, lápices etc. Noelia apenas me vio me llamó y empezó a hacer pucheros, me dijo que no quería quedarse sola (aunque estaba sentada con una de sus amigas del año pasado), le expliqué que sería muy poquito rato, que vería a su hermana en el recreo y que cuando llegara a la casa yo la llamaría para saber como estuvo su día. Tuve la sensación que estaba haciendo  un esfuerzo enorme por no llorar porque le tiritaba la pera y me decía al oído muy bajito “es que no quiero que te vayas”.  Me desarmó… simplemente quería llorar con ella  y traer a la Leti de la otra sala para que estuvieran juntas pero me hice la fuerte le dije que tenía que estar contenta y recurrí al horrible truco de que en la tarde le llevaría “una cosita”.

Cuando llegó la hora de ir a dormir  Noelia me dijo que no quería volver al colegio, con mucha pena me dijo que en el recreo ninguna niña quiso jugar con ella, que no entendía por qué si ella era amistosa y no peleaba (fue como si me hubiesen estrujado el corazón) sin pensar llamé a la Leti y le pregunté porque no había jugado con su hermana en el recreo a lo que me respondió  que no quería jugar con ella así de simple (ahhh no! Ahí fue como si al corazón herido y estrujado lo hubiesen pisoteado tipo don Ramón cuando saltaba en su gorro cuando se enojaba) le dije que me daba mucha pena lo que me decía y que las hermanas estaban para quererse y que si veía a su hermana sola tenía que integrarla a sus juegos, que ellas tenían que ser amigas y todos los argumentos que se me ocurrieron para que fueran mas hermanables. La Leti lloraba porque quería arreglar lo que había dicho, la Noe lloraba porque no quería volver al colegio y yo casi lloraba porque morí de pena.

En la noche más tranquila reflexioné mucho sobre el tema, y claro yo quiero que ellas sean hermanables, amigas etc. Pero por otro lado imagino que se tienen que cansar una de la otra y deben querer un ratito de libertad, un espacio propio, único, y que por más que me duela tienen que aprender a resolver sus conflictos solas, hacer sus propias amistades y tener sus propios tiempos… que difícil! .

Ya han pasado un par de semanas desde aquel día, cada una tiene sus propias amigas y están contentas en sus respectivos cursos, y aunque siguen sin jugar en los recreos Leticia me ha dicho algunos días que extrañó a su hermana, yo le digo que la entiendo pero que tienen todo el resto del día para jugar juntas pero secretamente me alegro mucho cuando me lo dice…

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