Porque?!

>> jueves, 30 de junio de 2011

"...Creo que para su evasión, aprovechó una migración de pájaros silvestres..."
 Hace 2 días falleció la hija de una persona de la tv y aunque no la he seguido por su carrera, sentí mucha tristeza y nuevamente me cuestioné el sentido de la vida. 

Según mi forma de pensar no existe un dolor más grande que la pérdida de un hijo, lo sé porque desgraciadamente más de alguna vez la muerte nos ha rondado y cada vez que ha sucedido literalmente he sentido que caigo al vacío directamente a las manos de la locura y NUNCA he experimentado un dolor más grande que en esas malditas situaciones.

La muerte… un paso que ojalá más tarde que temprano todos tendremos que dar, pero porqué un niño? Lo pienso y lo pienso y no… no lo entiendo ni tampoco creo que pueda hacerlo alguna vez… 
Me afecta la muerte en todas “sus formas”, pero la muerte de un niño es algo que me genera además de dolor, muchas preguntas, miedos profundos y silenciosos y ganas de correr a abrazar a mis hijas para quedarnos ojala por horas así, solo sintiéndonos, diciéndoles con el corazón que las amo con todo mi ser, pidiéndoles que me perdonen si alguna vez he cometido alguna injusticia con ellas, si las he hecho sufrir o si sin querer han sido víctima de mi cansancio y de la poca paciencia que nos caracteriza a los adultos.

Pienso en la vida, en el real sentido de la vida, que sin querer se pierde al cegarse por el trabajo, por el consumismo, por esforzarnos en “darles lo mejor” materialmente a nuestros hijos, sin preguntarnos lo que realmente es lo mejor para ellos. De que nos vale el juguete más moderno, el vivir atormentado por pagar el colegio más top, el luchar sin límites para darles una situación económica mejor que la que nos tocó a nosotros, de que sirve todo lo material cuando pasan estas situaciones? cuantas veces por culpa del stress, por el cansancio, les pedimos que jueguen solos, que nos dejen tranquilos o los inducimos a que se hipnoticen por la tv en vez de compartir tan solo unos pocos pero intensos minutos? 

No sé cómo se continua la vida después de perder un hijo, como dijo una amiga es algo que no debería suceder nunca!. Desde el fondo de mi corazón deseo que todas las mamás que desgraciadamente lo han tenido que vivir encuentren paz y consuelo, y que sus hijos se encuentren en un lugar lleno de luz…

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Fin de Semana

>> martes, 28 de junio de 2011

Por el trabajo de mi marido prácticamente no hemos podido tener "formalmente" vacaciones los cuatro juntos, es por eso que apenas tenemos la posibilidad de salir unos días juntos no lo pensamos, y este fin de semana que traía un feriado de regalo no fue la excepción.
El destino: las  Rocas de Santo Domingo.


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Te quiero un montón

>> viernes, 24 de junio de 2011




Hace algún tiempo en un blog que me gusta mucho, la mamá que lo escribe recomendó un cuento para leerle a los hijos, se llama “Te quiero un montón”

"Te quiero un montón" es un cuento para prelectores, para niños que aún no saben leer. Está escrito pensando que son los padres los que se lo van a leer a sus hijos y propicia una lectura activa. El papá o la mamá, al leerlo, tienen que gesticular, imitar voces, abrazar a su hijo… y decirle “Te quiero” de once formas distintas.

Apenas supe de qué se trataba me encantó y comencé a buscarlo para poder comprárselos a mis Princesas, pues estaba segura que les encantaría. Lo busqué y lo busqué pero desgraciadamente en ninguna librería lo pude encontrar, así que imprimí el texto y una noche mientras estábamos las tres acostadas para “dormirnos” (en realidad las que deben dormirse son ellas jajaj) se los leí y desde esa noche se ha convertido en el cuento obligado para dar por cerrado los acelerados días. 

Obviamente ya no lo leo y la historia ha ido mutando tomando mi propio estilo, pero el trasfondo sigue siendo el mismo: decirle a mis princesas que las amo de todas las formas que se me pueden ocurrir. 
Las animo a que lo busquen y se lo cuenten a sus hijos, les aseguro que sus pequeños lo van a disfrutar y ustedes también, decirse te quiero es algo que nunca está demás.
 

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Pot-Operatorio (Autoestima Parte 4)

>> miércoles, 22 de junio de 2011

Para terminar con el tema de mi autoestima quiero aclarar que soy una persona alegre y muy risueña y que a pesar de que este tratamiento ha sido el más invasivo de todos los que he vivido, me lo he tomado con mucho humor. Luego de la operación comenzó el proceso de expandir el paladar, mi pobre marido todos los días tenía que darle vueltas al disyuntor para ir expandiendo la cavidad y así se me fueron separando los dientes HORROR!!!! La cara hinchada, mitad morada y más encima con un diastema más grande que un diente, al principio me chocó verme, así que usé mascarilla durante varios días pero después me acostumbré y ya me daba lo mismo, aunque era muy divertido ver la reacción cuando me miraban, imagino que debió ser raro verme la primera vez.

Un día jugando con las niñas y los niños del condominio se acercó uno y me preguntó que porque se me había caído un diente, nos dio mucha risa con mi esposo y le dije que porque me había portado mal y no me había comido la comida jajajaj. La verdad es que no me afectaban las preguntas ni las caras de sorpresa cuando me miraban, más me causaba gracia, tampoco pretendía andar contando a todo el mundo que en realidad estaba operada y que la separación de mis dientes era temporal y bla bla bla, noo que lata!. Todo lo que he vivido es parte del proceso, así que lo he tomado con mucha tranquilidad entregada completamente a todos los cambios positivos y negativos que me ha tocado vivir. 

Pero y que pasó con mis niñas? Ellas se portaron increíbles, fueron mis enfermeras particulares, no me compliqué mucho y de la forma más sencilla que pude les expliqué que estaba enferma y muy tiernamente me preguntaron si tenía una “nana” en la cara, era evidente que algo me había pasado. Cada mañana al levantarse me preguntaban si estaba mejor mi “nana” y la verdad es que ellas se convirtieron en mi mejor medicina. Fueron 20 días con licencia, donde a pesar de todas las incomodidades que tenía para comer, hablar, reír, fue un regalo tener tanto tiempo para nosotras tres. En la medida de lo que tenía permitido hacer nos regaloneamos mucho, traté de hacer un montón de cosas con ellas y nos sirvió para unirnos muchísimo más. Tenía miedo que les afectara verme… tan fea sí, esa es la verdad jajaja pero nada, lo tomaron de lo más normal, lo que me hizo sentir muy muy tranquila… 

Ya han pasado varios meses desde la operación, mis dientes casi están completamente juntos, me sacaron el disyuntor (aparato fijo que llevé durante harto tiempo para expandir el paladar) y ahora estamos esperando fortalecer los huesos para dar el GRAN paso… por el momento estoy tranquila, esperando que llegue el día para cerrar de una vez por toda la puerta con un gran candado y olvidarme de todos los malos momentos… 
Y colorin colorado este tema se cierra hasta que tengamos nuevas novedades.

Este ha sido parte del Proceso comenzado en Junio de 2010

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Nuestro resumen del día del Papá

>> lunes, 20 de junio de 2011

Para regalonear al papá las niñas le prepararon unas
exquisitas Galletitas de Chocolate
Ser Papá es... 
ser creador de sueños y artista de ilusiones y sonrisas. 

Ser padre es decir una palabra,
hacer un gesto, 
inventar un juego, 
contemplar con cariño
y guardar silencio. 

Es corregir una vez, 
animar muchas veces
y sonreír siempre.

Es acariciar 
desde el alma 
hasta el corazón del hijo.

Ser padre es entregar los ojos,
sufrir insomnio, 
sentir orgullo
y amar cada minuto.

¡Y tú, Papá, eres todo eso!

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A mi Padre...

>> viernes, 17 de junio de 2011


Cuando era muy pequeña, la situación económica estaba bastante difícil, por lo que muchos hombres del pequeño puerto en que nací tomaron la decisión de ir al extranjero a embarcarse, alejándose de sus familias para conseguirles un mejor bienestar. Mi padre fue uno de ellos, un día tomó la decisión, compró un pasaje de avión y partió a Grecia para trabajar en un barco por casi 4 años, recorriendo muchos países. Yo tenía apenas un año y medio de edad. 

La comunicación en esos años era bastante pobre, por lo que crecí con un padre ausente al que conocía solo por fotos y postales que nos enviaba de los diferentes lugares que visitaba. El teléfono era escaso, así que las pocas veces que nos llamaba avisaba donde una “tía” y nos íbamos tardes enteras con mi mamá a esperar la ansiada llamada. Hasta que una noche golpearon la puerta y un hombre alto, extremadamente nervioso me dijo con la pera tiritando que era mi papá.
Fue un proceso conocernos, adaptarnos, querernos… la realidad era así, por más que fuéramos padre e hija éramos dos extraños, que aunque habíamos pasado por años viéndonos en fotografías ninguno sabía nada del otro. Mi mundo era mi mamá pero cuando él llegó esa realidad también cambió y ya no era solo mía, había llegado un hombre con el que tenía que compartirla. 
Fueron años difíciles en cada pelea que teníamos yo le sacaba en cara que me “había abandonado” y él se defendía diciendo que lo había hecho por mí, lo que me hacía sentir una culpa que detestaba, hasta que un día durante una discusión llorando me pidió perdón y dijo que si pudiera retroceder el tiempo no se hubiera ido, que nunca imaginó el dolor que provocaría su ausencia. Para mí fue impactante ver a un hombre grande, imponente convertirse en un ser diminuto y triste. Nunca más volví a reprocharle su decisión, me dolió mucho verlo sufrir. En ese momento pude entender cuanto amaba a mi padre a pesar de todo lo que había pasado.

Es increíble cómo cambian las percepciones cuando uno es padre, hoy lo comprendo más que nunca, entiendo perfectamente que su decisión la tomó pensando en nuestro bien, para que no nos faltara nada. Creo que nunca llegaré a imaginar lo mucho que debe haber sufrido lejos de nosotras, cuanto debe haberle dolido perderse la infancia de en ese entonces su única hija y los primeros años de su familia. Mi padre es el hombre más bueno que he conocido en la vida, en su cabeza no existe el concepto de maldad y por más que lo retemos él siempre confía en la buena voluntad de las personas. 
Hoy está viejo, cansado tras una larga vida trabajando, increíblemente sigue recordando Grecia y me encanta cuando con nostalgia me cuenta de todas las aventuras que vivió en ese lejano país, yo le digo que apenas jubile se compre un pasaje y se vaya con mi mamá, que se dé el gusto de volver, ya estamos todas grandes, su tarea ha sido cumplida y solo queremos que sea feliz algo que tiene más que merecido.

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A pensar al rincón

>> miércoles, 15 de junio de 2011

En menos de una semana he recibido 2 quejas por el comportamiento de Leticia, le ha dado por mechonear a quien se le cruza en su camino además de escupir, algo que me parece muy feo y desagradable, el tema es que mientras más se le dice que no lo haga ella MAS lo hace. 

Ayer cuando las fui a buscar en la tarde, una de las tías me dijo que Leticia se había portado “TERRIBLE!” que hasta a ella le había tirado unos manotazos y que la habían mandado a pensar a un rincón. Le expliqué que yo conversaba con ella sobre no pelear ni escupir, y le dije que más puedo hacer? A lo que muy molesta me dijo: “sea más firme!” reconozco que me sentí pésimo, habían otros papás retirando a sus hijos lo que me hizo sentir muy incómoda sobre todo por mi hija, que la miraron como si fuera la “Matona” del nivel. 

Con el dolor de mi corazón le dije que estaba castigada así que no hubo cd camino a la casa, le quité la montonera de pañales de género que le gustan tanto y le dije que no se los pasaría hasta hoy y que si seguía peleando los iba a botar a la basura. Al principio hubo algo de llantos y gritos diciéndome que no iba a pelear nunca más para que le devolviera los tutos pero yo me mantuve firme y finalmente entendió “supuestamente”, porque hoy me encontré con “una de mis tías favoritas” y me dijo que nuevamente le había pegado a un niño pero que no me preocupara porque tampoco era algo terrible, que en general los niños de personalidad fuerte eran así.

No soy psicóloga ni educadora pero creo que vivir retándola y castigándola no es la forma de enseñarle ni de que entienda que no debe pegarle a nadie, yo voy por la conversación que voy a hacer si mi carácter es así, es más cuando estamos juntas debo decir que se porta bastante bien. 
He leído harto este último tiempo sobre la crianza, el comportamiento de los niños, educación emocional y me pregunto no estará exigiendo algo de atención en su sala? No querrá llamar la atención por algo? Me parece que antes de juzgarla también tenemos que analizar la situación y el porqué de su comportamiento y que “esa tía” también debería ir a pensar un ratito al rincón porque a mí no me pareció su actitud.

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Los años pasan y no nos damos cuenta...

>> lunes, 13 de junio de 2011


Antes de ser formalmente mamá, la experiencia más cercana a la maternidad que viví fue con el nacimiento de mi hermana menor con la que tenemos una diferencia de 17 años.

Hoy que soy mamá y veo las cosas desde otro punto de vista me imagino que debe haber sido bastante fuerte que después de 10 años y luego de varias “perdidas” el doc. Le confirmara a mi mamá que estaba embarazada y que el bebé venia sin complicaciones, mis papás ya eran algo mayores y un nuevo hijo no estaba en los planes. Para nosotras en cambio (mi hermana y yo) era todo un acontecimiento, más que una hermana llegaría a nuestra vida una “muñeca” a quien consentiríamos y regalonearíamos. Nuestra casa simplemente se llenó de luz. 

Una calurosa mañana de enero llegó la esperada Cony, la conocí apenas salió de pabellón, fue un momento inolvidable, me enamoré de ella apenas la vi, pequeña, pelucona y llena de grasa. Debido a una crisis vertiginosa de mi madre, a los días de nacida me hice cargo de ella, de su leche, de mudarla, de hacerla dormir, formándose un lazo que iba más allá que el de hermanas, por las noches mi papá me despertaba y yo la atendia. Me encantaba estar con ella, recuerdo que todos los días apenas llegaba del colegio la sacaba de su cuna y la acostaba en mi pecho, nos quedábamos vegetando las dos por muchas horas a pesar de los retos de mi mamá.

Y así, sin darme cuenta comenzaron a pasar los años y "mi Cony" dejó de ser esa niñita flacuchenta que amaba a la Barbie para dar paso a una adolecente que se iba con sus amigas a ver películas de terror y a escuchar la música de moda. Hoy tiene 16 años y por más que trato, aún me cuesta dejar de verla como la niña indefensa e inocentona que era cuando me fui de la casa para formar mi propia familia. 

Supongo que pasa así con los hijos, que no nos damos cuenta de cómo pasan los años hasta que sucede algo que nos hace estremecer, para hacernos ver que ya no son nuestros pequeños, que son personas “independientes” que quieren emprender su propio vuelo, un vuelo doloroso por cierto para nosotros (los padres) que hemos pasado toda su vida mirándolos con los ojos del corazón, en donde no pasan los años y donde quisiéramos que se quedaran toda la vida a nuestro lado...

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La era del Pijama

>> viernes, 10 de junio de 2011

 Nuestras noches han sufrido muchos cambios que hoy quiero compartir: Como primer gran acontecimiento tengo que contar que mis princesas: ESTÁN USANDO PIJAMAS!!, ya llevamos como dos meses que se olvidaron de la etapa nudista y felices se ponen su pijama de gato, el que apenas vimos supimos que era lo que andamos buscando para terminar con un tema que nos complicaba harto, el año pasado durmieron todo el invierno con apenas una camiseta y sin nada para abajo. Pero la prueba se dio totalmente superada cuando un día no alcanzamos a secar el pijamas y decidimos colocarles otro (de perro) y mis bellas se lo pusieron felices de la vida y hasta les gustó… ahora que lo pienso, capaz que me cambiaron a mis niñas porque esos pijamas los tenemos desde el año pasado mmmmm jajaja 

La novedad es que ahora les dio por dormir juntas, cosa que me encanta, me habían contado de unas gemelas que tienen como 11 años que dormían juntas en la misma cama, pero no me imaginé a mis niñas así de apegadas y ahora sorpresa!!!, la primera noche durmieron pésimo porque como no estan acostumbradas a dormir en una cama las dos, se pegaron y despertaron llorando varias veces en la noche, pero al otro día igual pidieron acostarse juntas, así que reorganizamos su dormitorio y ahora quedó con una gran cama de 2 plazas, donde la mamá ya no se acuesta en un mini-colchón en el suelo para hacerlas dormir, sino al medio de sus niñas calientita y tapada, que es lo mejor ejejeje

Pero como no podía ser todo color de rosa, lo “fome” es que se despiertan en la mitad de la noche llamándome para que me acueste con ellas y no puede ser el papá que las atienda, NO! ellas quieren a la mamá!. 
Hace mucho tiempo que paso por periodos de insomnio que a ratos se van y después vuelven a venir. Pero ahora la complejidad ha subido un nuevo nivel porque luego de luchar cada noche conmigo misma para poder dormirme, después de unas horas soy “despertada” por el llamado de una de mis pequeñas, y al llegar a su dormitorio en un estado lamentable, casi sin ver y completamente mareada, no sé cuál es la que me ha estado llamando así que me quedo unos segundos parada esperando a que vuelva a llamarme para poder hacerla dormir. 
Cuando estoy con problemas para dormir me acuesto con la que me llama hasta que se vuelve a dormir y luego vuelvo a mi cama, y así cada vez que despierta hasta que sin darme cuenta ya es la hora de levantarme, pero cuando he logrado dormirme profundo a veces ni me doy cuenta que me levanto y simplemente despierto acostada con alguna de las niñas. 

Hemos probado de todo, y ya no sé si será frio, tendrán pesadillas o solo querrán dormir conmigo, solo espero sea una etapa y que no me daré cuenta cuando estén (estemos) nuevamente durmiendo toda la noche. En verdad lo espero porque si no, me convertiré en una arrugada y malhumorada zombi…

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Maternidad v/s Trabajo (remunerado y fuera de casa)

>> miércoles, 8 de junio de 2011


 Apenas supe que estaba embarazada se lo conté a mi jefe, fui un poco nerviosa a su oficina y como diciendo algo malo le largue la noticia, para mi sorpresa me abrazó, me felicitó y me dijo que contara con él para lo que necesitara. Muy diferente fue su reacción cuando muy contenta le conté que no era un bebé sino dos, su cara se descolocó y en vez de felicitarme recibí un “qué le vamos a hacer”. 

Antes de que nacieran las niñas jamás llegué atrasada a la oficina (la impuntualidad es algo que me carga), era una de las ultimas en irme, trabajaba en la casa y tenía una disposición de un 110%, claro éramos solos, mi esposo estudiaba hasta tarde y la verdad es que me desagradaba llegar a una casa vacía y silenciosa, por lo que parte de mi tiempo libre lo concentraba en el trabajo. 

Cuando llegan los hijos, la vida laboral de una mujer se vuelve muy diferente, en mi caso dejó de ser el motor y se volvió una necesidad, que por lo demás me gusta (no lo puedo negar) pero ya no me interesa quedarme hasta tarde, por más que me esfuerzo en llegar temprano siempre llego atrasada y para qué hablar de todos los permisos que he tenido que pedir, licencias médicas, permisos para ir al pediatra, permisos para ir a vacunarlas, permiso para ir al jardín a conversar con la tía, que amanecen con fiebre y no tengo con quien dejarlas y sigue una larga lista de etc. Y así, solo por el “natural” hecho de ser madres, “laboralmente” nos volvemos un problema, que apenas se termina el fuero muchas empresas quieren erradicar (afortunadamente no es mi caso). 

Me gusta trabajar fuera de la casa, conversar con otras personas, tener mi espacio, aunque también he sentido muchas veces cargo de conciencia por tener que dejar a las niñas en un jardín prácticamente todo el día, culpa por traerlas con frio o lluvia y cuando se enferman culpa por dejarlas en la casa con personas que nunca las cuidaran ni las trataran con tanto amor como yo. En esos momentos es cuando me pregunto si trabajar lejos de la casa es una decisión correcta y si es que soy muy egoísta en querer seguir creciendo como profesional.

No me considero una mala madre por el hecho de trabajar, he tratado de compatibilizar mis tiempos de la mejor manera, mis problemas “laborales” se terminan sagradamente a las 18:00 aunque parte de mi cabeza ha estado todo el día pendiente de mis princesitas. No encuentro que sea imposible mezclar ambas cosas, pero considero que hace falta un poco más comprensión, y ponerse en el lugar de nosotras cuando pedimos algo: Nadie quiere que un hijo se enferme, ni tampoco queremos perdernos el acto del día de la madre o faltar a una reunión.

En fin, nuestra realidad es así, por necesidad o por opción somos madres-trabajadoras, pero Madres ante todo. 
Continuara… 


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Quién dijo Caos??

>> lunes, 6 de junio de 2011

Sin duda la etapa más caótica que hemos vivido junto a las niñas fue hace casi 2 años atrás, imposible olvidarlo, veníamos saliendo de la hospitalización por el virus Sincicial que nos tuvo 17 días desconectados del mundo real. 

Para disminuir los riesgos de una posible recaída decidimos enclaustrarnos durante todo el invierno en el segundo piso de nuestra casa. A las niñas les implementamos un dormitorio donde pudieran jugar, pusimos un colchón en el suelo y alrededor muchos, muchos juguetes para que no tuvieran posibilidad alguna de aburrirse, aun no caminaban pero gateaban por todos lados. Lo que no contemplamos es que ellas querían estar todo el tiempo jugando con nosotros y si por algún motivo las dejábamos solas, aunque fuera para ir a comer ellas lloraban y lloraban hasta que volvíamos a acompañarlas. 

Me sentía agotadísima, el stress de haber estado en la clínica, el “dormir” en estado de alerta permanente, el levantarme temprano para ir trabajar durante la semana y el levantarme muy temprano los fines de semana me tenían rendida y a eso había que sumarle la atención que las niñas exigían, la que no bastaba con estar al lado de ellas, había que jugar, entretenerlas… estábamos en el caos mismo. 
Fue así como comencé a ir todos los domingos a una feria cerca de mi casa, con el pretexto de comprar las frutas y verduras para la semana. Sin querer esa salida se convirtió en mi vía de escape, por mucho tiempo me olvidé de juntarme con amigos, de ir al cine, de ir de shopping, o de salir a alguna otra parte que no fuera a mi trabajo, estaba tan cansada que ni pensar en trasnochar, yo prefería mil veces acostarme temprano y estar en buenas condiciones para encargarme de mis princesitas, mi salida para despejarme era ir los domingos a la feria. Mi marido se quedaba en la casa con las niñas y yo me iba a recorrer cada puesto muy lentamente y cuando tenía que volver a mi casa me daba una vuelta laaaaaaaaaarga para demorarme unos minutos más en llegar. Estar en la casa era algo que estresaba a cualquiera… 

Actualmente es raro que nos quedemos en la casa encerrados un fin de semana, pero producto de una otitis de Noelia y de una gripe mía no pudimos salir, nos quedamos solas las tres gran parte del fin de semana que pasó y tengo que decir que realmente lo disfruté. Como no me sentía muy bien estuve un montón acostada, leí, dormimos, vimos películas, jugamos… nos regaloneamos. Mis niñas jugaban a ratos solas y después volvían a meterse conmigo a la cama esperando que me las comiera a besos y que las hostigara con mis abrazos. 
Y de mis escapadas a la feria, bueno debo decir que aún se mantienen pero ahora me acompañan dos princesitas cada una con un coche donde me ayudan a traer la verdura… quien dijo caos? Eso ya es parte del pasado. 


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Las mamás no tenemos derecho a enfermarnos

>> miércoles, 1 de junio de 2011



Si hay un momento en que mi marido me cae mal es cuando se enferma, es como si desapareciera, llega directo a acostarse, pide comida a la cama, no quiere que nadie lo moleste, se olvida de todas las tareas que le tocan con las niñas etc. Bueno, lo que corresponde cuando una persona está enferma, aunque en su caso un poquito más exagerado digámoslo! (aunque se enoje mi suegri) En cambio que sucede las pocas veces que yo me enfermo? Mmm nada! todo sigue funcionando de la misma forma… 

Desde que soy mamá he comprobado que se me quitó ese derecho, es más prácticamente ya ni siquiera me enfermo y las pocas veces que han ocurrido (como ahora) mis días han sido exactamente iguales, como si anduviera de lo más bien, que injusto! Y para sumarle un grado de complejidad, porque obviamente la cosa no podía ser así nomas, también se enferma una de mis niñas y esta mamá agripada que lo único que quiere es descansar y dormir porque siente que sus oídos y garganta van a reventar en cualquier minuto, se queda toda la noche velando el sueño de una de sus pequeñas que gritaba de dolor de oídos, olvidándose de sus propios malestares. 

No es que sea egoísta pero… Quiero mi derecho de vuelta! Exijo que nadie se enferme cuando me toque a mí! Quiero que me lleven sopita a la cama, quiero que me cuiden y me regaloneen, siiii quiero poder enfermarme tranquila!!! 

Yap voy a tomarme algo y a seguir trabajando, me parece que la fiebre me está haciendo delirar…

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