Sentirse diferente

>> lunes, 8 de agosto de 2011

Antes de quedar embarazada mi miedo más grande era que mi hijo o hija naciera albino, tengo familia directa con esta condición y me preocupaba mucho que la fueran a heredar, no porque si la heredaban lo o la fuera a querer menos, si no por todas las complicaciones que implica el tema, sobre todo con la visión. Afortunadamente mi doc. Es un hombre tremendamente sabio y cuando le dije que quería un examen para determinar la probabilidad que teníamos respecto al albinismo me dijo que él nunca iba a poder asegurarme que tendría hijos sin complicaciones, que el ser padres no se trataba de ir a una tienda y elegir el niño o niña que más me gustaba y terminó diciendo: “y si nace diferente acaso lo vas a querer menos?” No dudé en responder un fuerte No, mis hijos vendrían al mundo para ser amados y felices independiente de su color o condición eso era absolutamente seguro! Y el tema se dio por cerrado sin necesidad de realizar ningún tipo de examen.

Para todas las personas que me estiman mi “defecto facial” (por llamarlo de alguna manera) es un complejo netamente mío y generalmente dicen “pero si tienes unos ojos tan lindos, pero si eres tan simpática” etc. y a lo mejor efectivamente es así para la gente que me quiere: un “detalle” casi imperceptible, pero que ha marcado mi vida haciéndome sentir muchas veces “diferente” al resto. 

Durante años me molestó sentirme así, sufrí muchísimo con las burlas, me desagradaba tener que pasar entre dentistas y kinesiólogos y tener que hacer todos los días ejercicios para la espalda, para los labios y para la respiración, aunque mi mamá se esforzaba en hacerlo agradable y hacia todos los ejercicios a la par conmigo. En mi interior yo quería ser una persona común, pasar desapercibida y no llamar la atención, ser invisible!. Desde que soy madre pienso en lo mucho que tienen que haber sufrido mis papás con mi dolor y mi molestia, aunque nunca me lo dijeron.

Hoy que soy adulta ya no me afectan las miradas, hace muchos años entendí que mi cara es un poco “diferente” y que eso no significa que sea malo ni feo, simplemente es distinta, entendí también que el destino no quiere que pase desapercibida así que me mando una maternidad también “diferente”, que hace que cada vez que ando con mis hijas en la calle llamemos la atención, escuchando comentarios agradables y otros no tanto, y que además mis hijas también tendrán que acostumbrarse a que cada vez que anden juntas las miren… 

Y me pregunto si alguna vez se sentirán “distintas” al resto, si algún día me preguntaran porque son iguales físicamente o por qué nacieron el mismo día. La verdad es que no es algo que me complique, me gusta la diversidad, me siento parte de ella y estoy segura que siempre me tendrán disponible para responder sus preguntas y para explicarles que todos somos diferentes y que esa es parte de la magia de la vida…

3 comentarios:

100% Mamá 9 de agosto de 2011, 23:10  

Vicky, me encanta la mirada que le das a la vida y las dificultades, y si tu piensas y actuas de esa manera, ten por seguro que tus hijas tambien la veran asi!!

Natalia 10 de agosto de 2011, 6:59  

Hola Vicky!!! Para que lo sepas (porque no lo has vivido), las personas que no tenemos un defecto facial también nos sentimos diferentes muchas veces... y eso nos hace tambalear durante nuestra infancia y/o adolescencia.
Yo era demasiado alta, demasiado flaca (esa característica lamenteblemente, la perdí, jajaja) y demasiado crespa. Alguna vez alguna compañera de curso de rió de mí y fue duro en su momento.
Pero la fortaleza que me dieron mis papás y la seguridad en que yo valía un montón fuera como fuera, me ayudaron a ser una mujer relativamente segura de mí misma, de mi cuerpo y de mis habilidades (aún reconociendo aspectos que me encantaría cambiar o mejorar)
Lo que quiero decir es que no sólo "los diferentes" se sienten diferentes... todos nos sentimos así, porque, afortunadamente, lo somos.
Tendrás las respuestas adecuadas para tus hijas cuando pregunten. Eso no lo dudo.
Un abrazo grande.
Natalia.

Vicky 17 de agosto de 2011, 17:58  

Hola Natalia! me hice un tiempito sólo para escribirte :)
mmmm no es por juzgar o criticar a mis papás, pero creo que ellos estuvieron débiles en ese sentido, capaz que por la inexperiencia o no sé… la verdad ha sido un tema que me ha costado muchisisisismo superar, cada vez que visitaba a un nuevo especialista retrocedía a los 14 o 15 años estando ya casada y todo, pero era tan doloroso para mi escuchar los diagnosticos y las cosas horribles que decían que por más que me repetía no voy a llorar no voy a llorar, terminaba llorando a sollozos delante de todos, una vez una dentista me dijo que mi problema era similar al de un fisurado, que aunque lograran disimular al 100% su problema en su interior siempre lo iba a saber. Yo siempre me callé todas estos sentimientos por vergüenza, por no querer hacer sentir mal a mis papás, o no sé de pava tal vez, pero fíjate que el blog me ha ayudado a soltar todo lo que durante años me he guardado y me ha hecho tan bien pq me siento libre.
Te mando un gran abrazo y me encanta que me comentes, eres una mujer tan sabía… tus hijos son muy afortunados y tú eres muy afortunada de tener unos hijos maravillosos!!

Sigue nuestras aventuras...

Seguidores

    © Historias de mis Princesitas Gemelas. Friends Forever Template by Emporium Digital 2009

Back to TOP