Amor de madre

>> miércoles, 8 de septiembre de 2010

Siempre tuve la inquietud de saber cuánto amaba a mis niñas, es decir, sabía que las amaba pero como soy una persona más o menos "cuadrada" quería tener una medida "cuantificada" (tonteras que se le ocurren a uno) lo que no sabía era que la vida me lo mostraría cuando menos lo esperaba…

Es sabido que en los jardines los niños se enferman, de hecho habíamos pasado por 2 herpanginas, rotavirus, enterovirus y algunas bronquitis pero nada grave que no pudiera mantener controlado, yo trato de ser bastante relajada con el tema de la salud, me contacto primero con el pediatra (doc. que adoro) por teléfono y vamos tomando las medidas respectivas y así habíamos funcionado bastante bien… pero en junio del 2009 se resfriaron de una forma diferente, yo no veía a Leticia bien por lo que llame al doc. y me dijo que nos fuéramos a urgencias para descartar influenza. La pediatra que nos atendió nos dijo que era Adenovirus y que no la inhaláramos porque no era necesario, la verdad es que no me gustó mucho pero bueno ella era la especialista… nos fuimos a la casa y mi bebé comenzó a empeorar, dos días despues estaba muy mal por lo que deje mi trabajo tirado y nos fuimos a urgencias nuevamente pero ahora sin esposo, mis dos niñas, la chica que me las cuidaba cuando estaban enfermas y yo. Nunca había manejado a la clínica pero estaba tan preocupada por mi pequeña que nada me importo…

Una vez en urgencias comenzaron los exámenes, radiografías de tórax, exámenes de mocos, nebulizaciones etc. Leticia tenia virus sincicial y su saturación era pésima por lo que tenía que quedar hospitalizada. Cuando me lo informaron sentí que estaba dentro de una pesadilla de la que solo quería despertar, no sabía que aún no había pasado la peor parte, todo fue muy rápido sin darnos cuenta ya estábamos las dos instaladas (Noelia estaba en casa). Al otro día nos informaron que la niña cada vez estaba peor por lo que era necesario pasarla a la UCI donde me enteré que era la paciente más crítica, mi niña estaba absolutamente sedada conectada a un respirador mecánico, llena de cables como una marioneta… luego pasó a la UTI ya que su condición no mejoraba y para peor ese mismo día ingreso Noelia con el mismo cuadro, quedando en un momento las dos internadas en la UCI.

No tengo palabras para explicar el dolor, no quería comer, no quería reír, no quería hacer nada que me hiciera olvidar por un segundo lo que estaban pasando mis princesas, yo quería sufrir junto con ellas como si de esa forma pudiera aliviarles su sufrimiento y pudieran recuperarse de una forma mas rápida, fueron los 17 días más largos de mi vida, donde literalmente sentí que moría de dolor, paradójicamente de una forma tan extraña pude comprender que no hay amor más grande que el de una madre hacia un hijo. Nuestra vida no fue la misma desde ese episodio, aprendimos a mirar las cosas con otra vista, a valorar lo que muchas veces se deja de valorar: el que estamos juntos, el que nos tenemos, el que estamos vivos! Porque como dice mi héroe: "lo esencial es invisible a los ojos".

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